jueves, 2 de febrero de 2023

Me caí del mundo y no se por donde se entra

Esta entrada no es mía, pero la leí y me llegó muy profundamente, porque me identifico plenamente con ella.

"¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su teléfono móvil a los pocos meses de comprarlo? ¿Será acaso que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron?

Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡Los diarios! servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia, para limpiar cristales, para envolver. Las veces que nos enterábamos de alguna noticia leyendo el diario pegado al trozo de carne o desenvolviendo los huevos que meticulosamente había envuelto en un periódico el tendero del barrio. Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros, para hacer adornos de navidad y las páginas de los calendarios para hacer cuadros y los cuentagotas de las medicinas por si algún medicamento nos llegaba sin él. Nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Y hoy, sin embargo, deciden 'matarlos' apenas aparentan dejar de servir.

Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también hasta el respeto y la amistad son descartables... Pero, no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas.

Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. De la moral que se desecha si de ganar dinero se trata. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne.

No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte en cuanto confunden el nombre de dos de sus nietos, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos en cuanto a uno de ellos se le cae la barriga, o le sale alguna arruga. Esto sólo es una crónica que habla de tecnología y de teléfonos móviles. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a mi señora como parte de pago de otra con menos kilómetros y alguna función nueva. 

Pero, yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que ella me gane de mano y sea yo el entregado."



Autor: Eduardo Galeano

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