jueves, 9 de octubre de 2014

“Que paren el mundo, que me quiero bajar”



Es increíble el daño que están haciendo las redes sociales en nuestra sociedad. Cuando me refiero a redes sociales, no lo quiero hacer solamente dirigiéndome a Facebook, Twitter, etc…. También, a foros, y a esas aplicaciones de telefonía móvil como puedan ser WhatsApp, Line,  o Telegram… , o incluso a través del cada vez menos usado para estas temeridades: el correo electrónico.

En estos días en los que se está viviendo una situación de crisis provocada por la primera infección de una persona por el virus del Ébola fuera del continente africano, una vez más las redes sociales se convierten en pasarelas cómplices de la transmisión de infinidad de barbaridades. 

En España, basta que ocurra un suceso destacable, para que de inmediato se politice y se pidan las cabezas de los dirigentes de turno, al mismo tiempo que surgen de todos los rincones  expertos en dar soluciones inmediatas a los hechos… Sí, sí…: expertos en la materia.

Voy a poner como ejemplo, que pudiera servir para el caso, lo que ocurrió hace unos meses en torno a unos hechos acontecidos en la ciudad de Málaga. El 17 de agosto una chica de 20 años denuncia haber sido víctima de una agresión sexual en el recinto ferial de la ciudad andaluza, en la que supuestamente, se habían visto implicados, con distinto grado de participación, cinco jóvenes, dos de ellos menores de edad, los cuales fueron detenidos. De inmediato la prensa, y redes sociales se hicieron eco de la noticia. Pero lo peor fue cuando la juez del Juzgado de Instrucción número 2 de los de Málaga, decreta el archivo de la denuncia y la puesta en libertad de los hasta entonces detenidos,  una vez que declaraciones de los implicados y de varios testigos y el análisis de las pruebas no demostraron que se hubiera cometido el delito denunciado. Las redes sociales “ardían”. Periodistas, supuestamente profesionales, en artículos periodísticos, en foros y en debates en diferentes medios de comunicación, no solo cuestionaban a la magistrada, si no que iniciaron una campaña de acoso y derribo. Alguno pedía la dimisión del entonces ministro de Justicia. Es más, recuerdo como un compañero posteó en un foro, que “cuando ha decretado el archivo de las diligencias, será porque ha visto algo que se nos escapa”, y la que le cayó no fue chica, como se suele decir.

A las semanas, la propia joven reconocía  ante la magistrada que se lo había inventado todo, siendo condenada a 10 meses de prisión y una multa. Resultado: pues imagínense. Unos jóvenes a los que acusas de violadores, que resultan inocentes, amenazados por la sociedad, a los que seguramente les ha cambiado sus vidas, y no precisamente para mejor.

No se ha leído nada  de rectificaciones al respecto, Nada de nada. A las hemerotecas, o al “San Google”, me remito. Nadie rectifica. Y el daño está hecho. 

Y no sé por qué, pero me da a mí, que con lo que nos enfrentamos ahora, con esta crisis del Ébola, pueda pasar algo parecido. En principio todo el mundo a pedir la dimisión de la Ministra de Sanidad, moción que apoyaré en el momento en que los resultados de las investigaciones  así lo justifiquen. Pero lo primero ahora es confiar y desear la pronta recuperación de la auxilar de enfermería,  garantizar que no hay riesgo para la población, y claro está, determinar cual o cuales han sido las causas que han motivado el contagio, que sucedió y qué lo provocó. Luego ya se exigirán responsabilidades, si las hay, pero con resultados en la mano. 

Simultáneamente tenemos en Sabadell y Ripollet un brote de legionela que ha afectado positivamente a  48 personas de momento y ha causado la muerte a 9 de ellas.  No he leído ni escuchado a nadie pedir ninguna dimisión. Y repito, de momento han fallecido 9 personas. 

Hay que ser serios, tener sentido de la responsabilidad y no perderlo.

Insisto, que hay que esperar a los resultados de la investigación. Pero a día de hoy, una de las hipótesis que se baraja, y así lo ha reconocido la propia paciente, es un negligencia, error, o mejor llamémosle “accidente” en el momento de quitarse el traje de protección. No se puede cuestionar la profesionalidad de una sanitaria que se ofreció voluntaria para formar parte del equipo que atendió al misionero García Viejo. Para tratarle, y para pasar hasta en dos ocasiones a la habitación.  Repito: profesionalidad incuestionable. Y seguramente hayan sido más los eslabones  que se hayan roto de esa cadena llamada “protocolo”. Pero lo importante es determinar la causa, y en base a ella, exigir las responsabilidades a quien corresponda.

Por cierto, irresponsabilidad la de algunos sanitarios del Carlos III que se niegan a acudir a su lugar de trabajo y a asistir a un enfermo. Parece ser, y así se ha hecho eco algún medio de comunicación,  que para cubrir estas ausencias están llamando a personas tituladas en listas de bolsas de trabajo. Si es así, si han faltado a su código deontológico profesional, yo sí exijo desde este mismo momento la destitución y despido de esos que han echado el pie atrás, de esos que han faltado al tratado de sus deberes y de sus normas éticas.  Si no valen, que dejen su puesto de trabajo a otros. Esto último, de momento no se ha extendido por las redes, pero estaría bien que dieran explicaciones  en los medios, al igual que se les exigen a los responsables políticos.

Y por no hablar la que se ha liado con el “Excalibur”, el perro de la auxiliar contagiada por ébola. No hay resultados científicos que demuestren que el can, una vez en contacto con la paciente, no suponga un riesgo de transmisión de la enfermedad al hombre en tanto en cuanto no existe garantía  de que los animales infectados no eliminen el virus a través de sus fluidos orgánicos. Y ha tenido que ser un juzgado el que haya tenido que ordenar el sacrificio del animal. Ahí han salido a la palestra en su defensa los animalistas de turno y los veterinarios expertos. De los primeros, los que defienden a los animales, cosa que admiro, no se ha ofrecido nadie a recoger al perro y llevarlo a su casa y ponerlo en cuarentena. Y leyendo un poquito por las redes, qué casualidad, que muchos que han protestado contra esta resolución, son los mismos que defienden el aborto. Algo no me cuadra. Los mismos que les da absolutamente igual y no han hecho nunca una referencia a que en Guinea, Liberia y Sierra Leona existan más de ocho mil infectados, y más de tres mil ochocientos muertos.

Un poquito de cordura, razonamiento, seriedad y responsabilidad, Solo un poquito, nada más.

Lo estamos viviendo ahora, y ya pasó algo parecido con el “mal de las vacas locas”, con el de la “gripe aviar”. Y ahora, más de lo mismo.

Y claro, cada vez, como en cada ocasión, después de todo esto salen los expertos, una y otra vez, los del “ya decía yo”, los del “estaba claro”, políticos, periodistas y cientos de personas anónimas, que viven del oportunismo y del populismo. Y los desalmados que publican noticias falsas, infundadas, con el fin de alarmar a las masas. Y los crédulos e inocentes que difunden e inundan las redes sociales, los foros, la red… con estas falsas informaciones. Y el resultado es un mundo que va dejando de tener pies y cabeza. Apagas la tele, el ordenador y el móvil, y decides escuchar música relajadamente, leer un libro o salir a pasear alejándole del mundanal ruido.

Como decía aquella pequeña protagonista de una famosa tira de humor gráfico: “Que paren el mundo, que me quiero bajar”

domingo, 5 de enero de 2014

El mejor regalo que uno puede esperar



Estimadas majestades:

Un año más y heme aquí como siempre, en el último momento, en esta mañana de un nuevo 5 de enero, en las vísperas de vuestra visita, plasmando mis peticiones hacia vosotros. Y es que más que pedir, tengo que agradecer una vez más esa generosidad que habéis tenido conmigo.
 
Aunque  sinceramente, empiezo a estar un poco mosqueado y a poner en duda vuestra existencia. Cierto es que durante este año he sido agasajado una vez más y se han visto cumplidas mis peticiones, pero estoy empezando a creer que los verdaderos Reyes magos, no sois los de Oriente. Empiezo a creer que los verdaderos son los que tengo día a día a mi lado, son mis hijos, mi familia, mis amigos… Ellos han sido los que verdaderamente, de algún modo u otro, han colaborado a que haya llegado hasta mí la salud, la sonrisa, los recuerdos, la ilusión, la fantasía, los nervios, la fe…, y todo aquello que me ha ayudado cada día, cada hora, cada minuto…

Pero como quiero seguir manteniendo esa ilusión, quiero creer que habéis sido vosotros quienes habéis puesto en mi vida a todas esas personas que han hecho que mis deseos se hayan visto convertidos en una realidad.

Por eso, este nuevo año, en esta nueva noche mágica, os voy pedir por primera vez que mantengáis y, si es posible y me creéis merecedor de ello, ampliéis esa lista de personas que me han trasmitido todo lo inmaterial que se puede desear y que no tiene precio. Que a través de ellos me llegue todo lo que os pido cada año. Que sean ellos vuestros reales pajes y me dejen cada día un poquito de vosotros. Que sigan estando ahí, para los momentos buenos y para los no tan buenos.

Ese es el mayor regalo que uno puede esperar.

Cake Minuesa a los etarras: "No tenéis hombría para pedir perdón"



4 de enero. En el Café Antzoika de Durango (Vizcaya) casi 70 asesinos de la banda terrorista ETA, exreclusos sí, pero asesinos que han sido liberados en las últimas semanas al beneficiarse del fin de la doctrina Parot, convocan a los medios para emitir un comunicado. Delante de ellos una mesa y cuatro encargados de leer los comunicados. Entre ellos. Uno de los “históricos” de la banda: Antonio López Ruiz “Kubati”. 

 

A la finalización del mismo, que no ha dejado de ser otra reivindicación y otra pantomima más de estos malnacidos, sin que estuviera previsto ningún turno de preguntas, un periodista se ha levantado de su asiento y se ha dirigido a ellos.

Cake Minuesa, director y presentador del programa “Daños Colaterales” de Intereconomía TV, ha hecho lo que ningún políticucho, o magistrado de turno se ha atrevido a hacer. Independientemente a la ideología, al color político, Cake ha hablado como persona y se ha dirigido de frente, a cara descubierta (no como los asesinos, aficionados al pasamontañas y al tiro por la espalda), les ha hablado cara a cara y con toda la educación, con la razón que le da la verdad y la historia reciente, y les ha invitado a pedir perdón en ese momento ante las cámaras.  Ninguno de los casi 70 asesinos ha mostrado su arrepentimiento ni ha pedido perdón, ni lo han hecho ni lo harán, porque son cobardes y les falta esa hombría que les reprochaba el periodista.


Estos casi 70 asesinos, suman la cifra de 309 asesinatos a sus espaldas. 309 víctimas inocentes todas ellas, algunas de ellas niños. Y tienen la desfachatez de presentarse ayer ante los medios con este espectáculo de circo, porque eso sí fue un circo, pero con la única diferencia que lo único que hacéis es transmitir repugnancia. Pero ¿es que nadie va a hacer nada? ¿Es que nadie va a tomar medidas? 

¡Olé tus cojones, Cake! Olé, porque tú has sabido anteponer ante tu profesión tus sentimientos, los de cientos y cientos de víctimas del terrorismo, los de miles y miles de españoles que sentimos lo mismo, y que nadie, absolutamente nadie de los que están a pie de cañón, tampoco han tenido la valentía de hacerlo.