lunes, 23 de enero de 2023

Querer, ser o estar

Tres verbos que dependiendo de la situación y del enfoque, llegan a decir mucho, sin apenas decir nada.

Pero para llegar a entenderlo realmente, basta con que nos toque atravesar uno de esos muchos momentos nada fáciles, que hacen que nuestra vida se ponga un poquito cuesta arriba. Y es en esos instantes cuando uno comprende que hay quien es y está, quien es pero no está, quien está pero no es, quien quiere ser y estar, quien quiere ser y no estar, quien quiere estar y no ser, o quien ni es ni está, o quien ni quiere ser ni quiere estar. Un lío que es naturalmente normal que cueste entenderse.



En esos momentos difíciles, conjugando estos tres verbos, es cuando uno se da cuenta de quién realmente hace ese esfuerzo de salir de la comodidad de su propio hábitat. Una realidad compleja pero eso: real.

Quien corresponda, en cada momento, tiene que ser, estar, querer ser y querer estar. Aunque solamente sea mediante pequeñas acciones o pequeños gestos, y mediante el diálogo, la comprensión y desde el respeto a unas reglas cívicas no escritas. Es ahí, me atrevería a decir, cuando verdaderamente hay que ser y hay que estar, pero ya no vale querer ser y querer estar.

Y así sí, que me echen lo que quieran, que entonces sí, se puede con todo.

domingo, 15 de enero de 2023

¿Creemos en el Destino?

Alguien me preguntó recientemente... ¿crees en el destino?

Lo que en principio tengo claro es que los caminos que seguimos en nuestra vida, vienen dados por unos motivos u otros, que en ocasiones son ajenos a nuestra voluntad, y que casi nada ocurre por azar. Y que no por ello, dejamos de ser guías de nuestro propio destino.

Hay trenes que solo pasan una vez en la vida, eso lo sabemos. Otros lo hacen continuamente, se abren puertas, ventanas, otras se cierren, y somos nosotros mismos quienes decidimos en cada momento, por los motivos que fueren, lo que más nos apetece, más nos interesa, o lo que creemos que es mejor para nosotros en ese preciso instante, o de cara a afrontar un futuro, que por el mero hecho de ser eso, futuro, siempre va a ser incierto. Ahora estoy aquí, y aun así considero que no soy dueño de mi propio universo.


Entonces me replanteo la pregunta... ¿casualidad o causalidad? ¿Todo sucede por casualidad, o todo sucede por algún motivo, quiero decir, por las decisiones que vamos tomando en cada momento de nuestra vida?

Casualidad es estar en un momento dado, en una mañana de un día concreto, cruzar un buenos días, y con pocas palabras, dar paso a una conversación con la que a medida que avanza, te vas dando cuenta de que esa persona no es de esas que se cruza cada día en tu camino, sin más.

Casualidad es que a medida de que os vais conociendo, ves como os mueve lo mismo, la manera de pensar, las mismas inquietudes, la de vivir el día a día, en cada entorno, el familiar, laboral o social. Casualidad es que a medida de que vais manteniendo conversaciones compruebas que aparecen cosas en común, en dos pasados diferentes y distantes entre sí.

Pero, por el contrario, la amistad, la sintonía, la complicidad, y todo aquello que surge a raíz de estas casualidades, hay que considerarlo causalidad, es decir, es producto del efecto de esas casualidades. Las causas están ocultas, pero los efectos están ahí.

Ahora vuelvo al principio, ¿hay un destino? Pues después de todo, quiero pensar que sí, que todo lo que nos llega es por algo, escrito o no, pero que cada uno de nosotros, no obstante, somos los dueños de nuestros hilos, en un mundo en el que podemos considerarnos meras marionetas.

Así que sí: a mí manera, creo en el destino.

viernes, 13 de enero de 2023

Bienvenidos de nuevo


Hace unos días, en una conversación de café, salió el tema de la existencia de este desván, abandonado en el tiempo, pero en el que sus palabras siguen estando vivas.

Desde la última vez que cerré su puerta, mucho nos ha dado la vida, y a su vez quitado, para haberme desahogado y explayado, y haber seguido amueblando con palabras cada hueco existente en este habitáculo virtual... Una pandemia mundial nunca conocida en esta edad moderna, situaciones meteorológicas excepcionales, un estado político, social y económico que deja mucho que desear, el distanciamiento o la pérdida de seres queridos, o la llegada de otros.

Lo pasado, pasado está, y aprovechando este inicio de nuevo año, hoy vuelvo a subir a este rincón, a hablar con la soledad, desde el interior del alma, con el propósito de seguir pasando por aquí de vez en cuando, y seguir dando vida a este blog, un poco descuidado, pero nunca olvidado.

Bienvenidos de nuevo a El desván de mis palabras, este lugar virtual donde la palabra es mitad de quien la escribe, mitad de quien la lee.