domingo, 10 de julio de 2016

Hasta siempre, Maestro

Ayer perdió la vida en el albero un gran torero: VICTOR BARRIO. Un diestro que, con sus altibajos como en cualquier otra profesión, ha luchado por hacerse un hueco en la historia del toreo, y lamentablemente, así lo ha hecho, a costa de su propia vida.
Son muchos los que cada tarde, salen a la plaza, y se juegan eso, la vida, enfrentándose en un “cara o cruz” a la pasión por la que han sacrificado mucho a lo largo de sus jóvenes vidas. En ocasiones infancia, juventud, familia, amigos… Y lo hacen buscando la oportunidad para cumplir un sueño. A pesar de la juventud, toda una vida dedicada. Es la pasión, el amor por un arte, el arte del toreo.
Alrededor, hay quien lo vive, quien lo disfruta, quien lo entiende o simplemente quien no lo entiende…. Y también los llamados anti-taurinos, una minoría que dentro del último grupo realizan acciones que ni comprendo ni comparto, simplemente porque no respetan las libertades de los demás a disfrutar de una afición, ni el derecho a hacerlo. Pero por el contrario, pese a que no comparta, los respeto.
Pero este respeto tiene un límite, y este límite se ha sobrepasado con creces en estas últimas horas. Porque esos que amparándose en el anonimato de estas redes sociales, que a modo de arma de destrucción, están corrompiendo a la propia social, han escrito comentarios tan horrorosos, intolerantes y despreciables a los que no se puede hacer oídos sordos. No concibo que ningún ser humano se alegre de la muerte de otro. No lo concibo bajo ningún concepto. Y es que saltan como liebres en cuanto algún grandísimo de la gran p*** asesina a un policía, o como en este caso cuando un TORERO pierde la vida al enfrentarse al animal que, casualmente, más aprecia. No concibo que además, alguno lamente públicamente que la familia del diestro no haya corrido la misma suerte, además insultando y vilipendiando a esa viuda, familia y seres queridos que en este instante están pasando por esos difíciles momentos de afrontar la muerte de alguien querido. No son personas, no… Son enjendros de esta sociedad que no tienen perdón, y con estos actos y palabras, merecen ser condenados. No sé si lo hará la Justicia o no, pero todos los que piensan como estos gérmenes, malnacidos todos, mi condena ya la tienen.
Has hecho historia. No por abrir una puerta grande en una tarde de gloria, pero sí por abrir esa otra Puerta, quizás más grande aún, por la que ya pasaron otros grandes: Gallito, Manolete, Paquirri o el Yiyo entre otros muchos. En ese “coso celestial”, esté donde está, descansa en Paz, Maestro.
Y aún con conmoción y tristeza, como uno más de los miles de aficionados y personas que respetan todo lo que rodea al mundo del toreo, mi más sinceras y sentidas condolencias a la viuda, a la familia, a su cuadrilla, a compañeros, amigos y aficionados del diestro segoviano.