Estimadas majestades:
Un año más y heme aquí como siempre, en el último
momento, en esta mañana de un nuevo 5 de enero, en las vísperas de vuestra
visita, plasmando mis peticiones hacia vosotros. Y es que más que pedir, tengo
que agradecer una vez más esa generosidad que habéis tenido conmigo.
Aunque sinceramente,
empiezo a estar un poco mosqueado y a poner en duda vuestra existencia. Cierto
es que durante este año he sido agasajado una vez más y se han visto cumplidas mis
peticiones, pero estoy empezando a creer que los verdaderos Reyes magos, no
sois los de Oriente. Empiezo a creer que los verdaderos son los que tengo día a
día a mi lado, son mis hijos, mi familia, mis amigos… Ellos han sido los que
verdaderamente, de algún modo u otro, han colaborado a que haya llegado hasta
mí la salud, la sonrisa, los recuerdos, la ilusión, la fantasía, los nervios,
la fe…, y todo aquello que me ha ayudado cada día, cada hora, cada minuto…
Pero como quiero seguir manteniendo esa ilusión, quiero
creer que habéis sido vosotros quienes habéis puesto en mi vida a todas esas
personas que han hecho que mis deseos se hayan visto convertidos en una
realidad.
Por eso, este nuevo año, en esta nueva noche mágica, os voy
pedir por primera vez que mantengáis y, si es posible y me creéis merecedor de
ello, ampliéis esa lista de personas que me han trasmitido todo lo inmaterial
que se puede desear y que no tiene precio. Que a través de ellos me llegue todo
lo que os pido cada año. Que sean ellos vuestros reales pajes y me dejen cada
día un poquito de vosotros. Que sigan estando ahí, para los momentos buenos y
para los no tan buenos.
Ese es el mayor regalo que uno puede esperar.