lunes, 4 de abril de 2011

Espíritu español.

Y quiero esforzarme. Y quiero verlo. Pero no puedo. Por más que lo intento, mi búsqueda resulta frustrada. Es un esfuerzo vano, inútil. Ni siquiera sé para qué me molesto. Sé que esto difícilmente va a cambiar. Si cambia será un milagro.

Pobre España. En un tiempo fuiste gloriosa, y en un tiempo tuviste un Siglo de Oro. En una época eras guerrera, valiente. Eras un ideal a seguir. Ahora eres miseria; tienes una juventud deplorable salvando honrosas excepciones. Tu gente tiene un carácter envidioso, tiene un carácter de vagueza y pereza. No sé si prosperarás así. Dios no lo quiera, y ojalá, llegue el día en el que pueda yo decir: "Este, este es MI PAÍS". Y no me avergüence por ello de decirlo. Pero ahora no, España; no puedo por menos que reprochar a estos jóvenes que no miran por ti, que lo único que les importa es la fiesta, el "carpe diem" y se olvidan de que mañana habrá un futuro. Y será un futuro indescifrable, que no podremos cambiar si no rectificamos nosotros antes. Y reprocho a la ineptitud política. A la nefasta situación económica. A la penosa situación cultural. Te veo un devenir muy negro, querida España.

 

A pesar de eso, que sepas, España, que has calado muy hondo en mis entrañas. Las secas, áridas, silenciosas tierras castellanas; la gran cultura literaria; la arquitectura de los pasados tiempos; tus victorias en épocas remotas. Y por ello, al mismo tiempo, te adoro España. Yo quiero verte resucitar de entre las escombros en los que estás sumida; que como el fénix resurjas de entre las cenizas fruto del constante fuego que sufres.

España, a ti te pregunto: ¿Llegarán esos años, algún día? Dejo que respondas al aire, y que así se impregne de tu respuesta la gente de tu territorio.

Espíritu español, a ti te hablo. Renuévate de una vez; cambia ese traje corrompido y hediondo que actualmente tienes y cámbialo por un traje puro y que renueve al pueblo.
 
Tristes reflexiones para días tan desdichados...

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