4 de enero. En el Café Antzoika de Durango (Vizcaya) casi 70
asesinos de la banda terrorista ETA, exreclusos sí, pero asesinos que han sido liberados en las últimas
semanas al beneficiarse del fin de la doctrina Parot, convocan a los medios
para emitir un comunicado. Delante de ellos una mesa y cuatro encargados de
leer los comunicados. Entre ellos. Uno de los “históricos” de la banda: Antonio López Ruiz “Kubati”.
A la finalización del mismo, que no ha dejado de ser otra reivindicación y otra
pantomima más de estos malnacidos, sin que estuviera previsto ningún turno de
preguntas, un periodista se ha levantado de su asiento y se ha dirigido a
ellos.
Cake Minuesa, director y presentador del programa “Daños Colaterales” de
Intereconomía TV, ha hecho lo que ningún políticucho, o magistrado de turno se
ha atrevido a hacer. Independientemente a la ideología, al color político, Cake ha hablado como persona y se ha dirigido de frente, a cara descubierta (no
como los asesinos, aficionados al pasamontañas y al tiro por la espalda), les
ha hablado cara a cara y con toda la educación, con la razón que le da la
verdad y la historia reciente, y les ha invitado a pedir perdón en ese momento
ante las cámaras. Ninguno de los casi 70
asesinos ha mostrado su arrepentimiento ni ha pedido perdón, ni lo han hecho ni
lo harán, porque son cobardes y les falta esa hombría que les reprochaba el
periodista.
Estos casi 70 asesinos, suman la cifra de 309 asesinatos a sus
espaldas. 309 víctimas inocentes todas ellas, algunas de ellas niños. Y tienen
la desfachatez de presentarse ayer ante los medios con este espectáculo de
circo, porque eso sí fue un circo, pero con la única diferencia que lo único
que hacéis es transmitir repugnancia. Pero ¿es que nadie va a hacer nada? ¿Es
que nadie va a tomar medidas?
¡Olé tus cojones, Cake! Olé, porque tú has sabido
anteponer ante tu profesión tus sentimientos, los de cientos y cientos de
víctimas del terrorismo, los de miles y miles de españoles que sentimos lo
mismo, y que nadie, absolutamente nadie de los que están a pie de cañón,
tampoco han tenido la valentía de hacerlo.
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