sábado, 19 de marzo de 2011

¿Y ahora qué?

Tras los acontecimientos que se vienen produciendo en las últimas semanas en Oriente Próximo, y concretamente, estos últimos días en Libia, dirigentes y mandatarios de la comunidad internacional, entre ellos de España, han acordado en la Cumbre de París, la intervención internacional contra las tropas adictas al régimen.

España, como no podía ser menos, y con su obligación no solo políltica sino que moral, va a colaborar en la operación cediendo el uso de las Bases de Morón y de Rota, bases que ya están preparadas y de hecho siendo utilizadas por la fuerza aérea americana, y con el envio, en un principio de un avión cisterna Boeing 707 del Grupo-47 y 4 aviones de combate F-18 del Ala-12, que ya han partido en la tarde de hoy desde la Base Aérea de Torrejón hacia una Base italiana. Además a esto se suman un submarino, un avión C-235 de vigilancia marítima, la fragata F-100 Alvaro de Bazán y 450 efectivos militares.

Este contingente forma parte de la coalición internacional, que va a iniciar una intervención militar, y que va a estar coodinada por el Vicealmirante Jefe de la 6ª Flota de los EEUU. Ni que decir tiene que esto no son ni maniobras, ni es una misión de Paz amparada por la ONU o por la OTAN. Es una ofensiva militar en toda regla que, de hecho, ha comenzado esta tarde con el bombardeo por parte de cazas franceses contra las fuerzas de Muamar el Gadafi. El objetivo de la misión: garantizar la exclusión del espacio aéreo y evitar ataque contra la población civil.

Personalmente, apoyo la participación española en esta misión, que como he dicho, creo que es obligada politica y moralmente.

Ahora digo. ¿Donde están todos aquellos que salían a la calle gritando aquel famoso "No a la Guerra", cuando España participaba en una misión internacional de similares características, en la intervención de Irak? ¿Cuanto van a tardar en volver a salir? ¿Por que no han salido aún desde que nuestras tropas están en territorios ostiles de Afganistán? Sí, me refiero a los Bardem, Almodovar y compañía. Ah, claro, que ahora están recibiendo subvención tras subvención por hacer absolutamente nada. O quizás por salir a la calle en aquel entonces. El tiempo a cada uno nos pone en nuestro sitio, y ahora está demostrando lo sinvergüenzas que fuísteis, sois y seréis siempre.

viernes, 18 de marzo de 2011

Elegia lamentable



Desde este mismo instante seremos dos extraños
por estos pocos días, quién sabe cuántos años...
Yo seré en tu recuerdo como un libro prohibido,
uno de esos que nadie confiesa haber leído.
Y así mañana, al vernos en la calle, al ocaso,
tu bajarás los ojos y apretarás el paso,
y yo, discretamente, me cambiaré de acera,
o encenderé un cigarro, como si no te viera...

Seremos dos extraños desde este mismo instante
y pasarán los meses, y tendrás otro amante:
Y como eres bonita, sentimental y fiel,
quizás, andando el tiempo, te casarás con él.
Y ya, más que un esposo será como un amigo,
aunque nunca le cuentes que has soñado conmigo,
y aunque, tras tu sonrisa, de mujer satisfecha,
se te empañen los ojos, al llegar una fecha.

Acaso, cuando llueva, recordarás un día
en que estuvimos juntos y en que también llovía.
Y quizás no te pongas nunca más aquel traje
de terciopelo verde, con adornos de encaje.
O harás un gesto mío, tal vez sin darte cuenta,
cuando dobles la almohada con mano soñolienta.
Y domingo a domingo, cuando vayas a Misa,
de tu casa a la Iglesia, perderás tu sonrisa.

¿Qué más puedo decirte? Serás la esposa honesta
que abanica al marido cuando ronca su siesta:
Tras fregar los platos y de tender las camas,
te pasarás las noches sacando crucigramas...
Y así, años y años, hasta que, finalmente,
te morirás un día, como toda la gente.
Y voces que aún no existen sollozarán tu nombre,
y cerrarán tus ojos los hijos de otro hombre.
Y no me importa quien pase después por un sendero,
si me queda el orgullo de haber sido el primero.
Y el vaso que embriaga mi ilusión y mi hastío,
aunque esté en otra mano seguirá siendo mío.
Por eso puedes irte mi pobre soñadora,
pues si el reloj se para no detiene la hora,
y tú serás la misma de las noches aquellas
aunque cierres los ojos por no ver las estrellas




sábado, 5 de marzo de 2011

¿Responsabilidad?

Me resulta realmente asombroso, ver lo fácil que es criticar gratuitamente. Si hubiera que ingresar en caja un solo euro por cada comentario o crítica, seguro que otro gallo cantaría.

Quiero dirigirme esta vez a todos esos conductores que en la tarde noche de ayer pasaron difíciles momentos atrapados en la A-6, en la Comunidad de Madrid. Y es que cada vez que viene un temporal de nieve, ocurre lo mismo, y ya me da que pensar, que siempre a los mismos. Está bien salir de fin de semana, aunque sea al chalet de la sierra. Ahí, al lado. Además es necesario retirarse a descansar y a disfrutar de la familia, lógico. Pero nunca pensamos qué nos deparará el camino; doblamos la esquina y rumbo a nuestro objetivo. Se nos olvida eso de mirar la previsión del tiempo, total, son veinte o treinta minutos de camino. El salir con la batería del móvil cargada, o simplemente llevar un cargador en el coche. Duele al bolsillo llenar el depósito, así que con treinta eurillos tengo para circular unos días. Si llevamos menores, para qué vamos a meter una simple caja de galletas, si cuando lleguemos, ya cenamos. Y no hablo ya de las cadenas.

Emprendemos la marcha y corremos el riesgo de encontrarnos con un accidente, con un temporal de nieve o granizo, o cualquier otra incidencia que haga que nuestro viaje no sea tan apacible como esperábamos.

Y eso es lo que ocurrió ayer. Un temporal de nieve que alertaba de nevadas de hasta dieciocho centímetros en cotas superiores a los 600 metros. Cierto que las previsiones no siempre son acertadas, pero ahí estaban. Y ayer lo fueron. Entonces comienza a suceder lo normal en estos casos. El conductor que se ve inmerso en tal eventualidad, y que en vez de parar, sigue para adelante, hasta que en el más mínimo repecho no controla su vehículo, y en el mejor de los casos, se queda cruzado, provocando la detención de otros vehículos. Pero claro, no tenemos cadenas y el vehículo se hace incontrolable, y los que vienen por detrás son otros muchos vehículos, que si bien algunos han puesto sus cadenas aun sin ser obligatorio, no pueden seguir circulando por ninguno de los cuatro carriles, por que nos empecinamos en ser más rápido que el de adelante. Resultado: la calzada bloqueda.

De nada sirve ya el que se encuentren trabajando en labores de limpieza y mantenimiento veinte o treinta máquinas quitanieves. No pueden circular. Con lo fácil que seria circular por dos carriles solamente y dejar otros dos para labores de limpieza y circulación de vehículos de emergencia. Pero no. Somos españoles y somos así.

Comienzan a leerse comentarios en las redes sociales y en medios de comunicación escritos directamente por personas afectadas. “Que si no ven maquinas trabajando”; esas máquinas que no pueden pasar por negligencia y cabezonería de muchos. “Que donde está la Guardia Civil”; que si tuviéramos que tener cada uno una pareja de agentes en nuestro culo pegada (perdón por la expresión). “¿Y Protección Civil y Cruz Roja?” Muchos desconocen que estas personas hacen su labor desinteresadamente, sin recibir nada a cambio, y que sí, que estaban ahí. “Que si no les han avisado”, claro que sí, casa por casa, no te fastidia. “Que si no les llevan ni una botella de agua”, vaya por Dios, que mal funciona el catering del Estado.  Y ya el colmo cuando en un medio de comunicación de distribución nacional leo el comentario de un afectado que viajaba con su hija de meses, que se siente indignadísimo, al que  la Guardia Civil tras habilitar un cambio de sentido le indicaba el retornar la marcha hacia Madrid para descongestionar la vía. Claro, que este se negó. Y toma denuncia de 450 euros y retirada de seis puntos. ¿6 puntos? ¡Que barbaridad! Tenían que haber sido los doce o catorce, por carecer de sentido de la responsabilidad.

En fin, que más de lo mismo. Que ni los equipos de Formula 1, con una gran inversión en radares meteorológicos aciertan siempre con el tiempo. Lo que ocurre es que estamos perdiendo el sentido de la previsión y de la responsabilidad. Que “creemos” saber nuestros derechos, pero desconocemos nuestras obligaciones. Siempre ha existido una ley no escrita de conductas cívicas para la convivencia. Esas normas que nos enseñaban nuestros progenitores. Esas normas que no se enseña en la asignatura de “Educación para la Ciudadania”. Así nos luce el pelo.

En un próximo temporal de nieve… más de lo mismo, y con los mismos.