miércoles, 21 de noviembre de 2012

Dónde están las palabras



Palabras. Eso es lo que le falta a este desván, un poco dado de lado en estas últimas semanas. Palabras que en este otoño lluvioso pasan por el pensamiento pero que no son capaces de salir por ninguno de estos dedos que ahora mismo escriben.


Palabras, esas que ayudan, que empujan, que alientan, que enjuician o que desahogan. Esas que producen sentimientos, que son bien recibidas en momentos difíciles y a las que uno no sabe recurrir cuando alguien realmente las necesita. Palabras que hacen reflexionar o incluso dañan, pero éstas, al fin y al cabo, siguen siendo nada más que eso: palabras.

Palabras, esas que en ocasiones son difíciles de decir, que se atrincheran en nuestro interior, y cuando ya es tarde, quedan pendientes de por vida,  provocan el arrepentimiento y hacen ver a uno mismo  que con un nada se podía haber dicho un todo. Pero ya es tarde.

Palabras, esas que se lleva el viento, o por el contrario, quedan escritas en un trozo de papel, o para siempre en un sitio de nuestro corazón.

Palabras, esas que salen de la voz de nuestros seres queridos. Esas, que en momentos se echan de menos. Esas que cuando nos llega el momento, se lleva uno consigo para siempre.