sábado, 12 de enero de 2013

Hoy hace un lustro.



Hoy y a estas horas hace, exactamente ya, un lustro que nació un nuevo círculo de amistad, gracias en parte a este mundo de internet. Con ese círculo, entraron en mi vida, entre otras, dos personas muy importantes.

Dos vidas distantes y distintas, pero a la vez paralelas. Dos vidas abofeteadas y arañadas en muchos momentos por la desesperanza, pero que se pusieron de pie, siguieron caminando por su destino, solas o acompañadas, sumando semanas, completando calendarios. Dos vidas a las que el tiempo les está devolviendo parte de lo que les debía, porque cada herida, cada cicatriz invisible en la piel, cada código de barras cifrado en el alma, han ido haciéndolas más fuertes, ayudándolas a navegar por el aprendizaje del dolor. Dos vidas de dos personas, a las que poco a poco fui conociendo y apreciando muchísimo. Con las que compartí mucho en muy poquito tiempo.

Han pasado cinco años ya, y aunque hace mucho tiempo que no nos vemos y hace mucho tiempo que no hablamos, os sigo teniendo presentes.

Aquí, un amigo para SIEMPRE.


sábado, 5 de enero de 2013

Mi carta a los Magos de Oriente



Estimadas Majestades:

Quisiera  en primer lugar, agradeceros vuestra generosidad con esta persona que desde niño os esperaba esta mágica noche con el corazón en vilo.
 
Derrochasteis en mí esa pizquita de salud, que me ha permitido seguir en pie y plantar cara a estos últimos 365 días. Me dejasteis el don de la sonrisa, que me ha permitido alumbrar mi camino y el de los que quiero,  disfrutando con ello de muy buenos momentos. Me dejasteis recuerdos de las personas que quedaron atrás, que han mantenido iluminada cada estrella, cada noche, y que harán de guía un año más, para que vuestro camino hasta este desván no tenga pérdida.

Os pedí ilusión, la inocencia de la niñez, fantasía, la emoción, los nervios,  la fe en vuestra magia… para hacérselos llegar a ellos, los pequeños, mis pequeños, los verdaderos protagonistas de estas próximas horas. Disfrute entonces en aquella mañana del 6 de enero, hace ya un año, y sin esperarlo, nos volvisteis a llenar de todo ello, en color azul, en las últimas semanas del año, a mis pequeños y a mí.

Os pedí valentía para seguir levantándome cada mañana, esperanza para mirar de frente al dolor, generosidad para no guardarme nada, serenidad para aceptar mis errores y paciencia para asumirlos como parte mía sin castigarme por ello. También os reclamé un granito de alegría para lo que viniese, ternura para quien me la pidiera y la capacidad de perdonar a quienes quise y no me quisieron, igual que quisiera perdonarme por no estar a la altura de quienes me quisieron mientras yo miraba para otro lado. Y me considero afortunado por ello, aunque en algún momento, de algo haya quedado vacío.

Habéis derrochado esa generosidad conmigo, poniendo en esta etapa de mi vida, en mi camino, una cantidad muy considerable de personas de buen corazón, haciendo con ello que me considere un hombre afortunado. 

Hoy, en esta mañana del  5 de enero, cuando estoy embriagado de ilusión ante vuestra inminente llegada, permitidme que sea un poco egoísta. Porque sé que pedir cosas en estos tiempos en los que muchas personas necesitan ayuda, quizás no está muy bien visto. Pero como mis deseos no son materiales, y mucho no os van a costar, permitidme que este año os pida un poquito más de lo mismo, esa salud, la sonrisa, los recuerdos, la ilusión, la fantasía, los nervios, la fe…, Y todo aquello que me ayuda cada día, cada hora, cada minuto, a mí y a los demás. Y os lo pido para mí y para los míos, mi familia, mis amigos y para los que se suben a este desván de vez en cuando.

Permitidme además que os pida para este nuevo año, que no falte el pan para los pobres y que  los gobiernos gobiernen para los empobrecidos, y no para los ricos, los banqueros y las multinacionales, que no paguemos todas las culpas siempre los de abajo, sino los de arriba que son los verdaderos culpables de que haya empobrecidos.  Que esta maldita crisis vaya desapareciendo y pase a formar parte de los libros de historia. Se que os lo pongo difícil, porque esto ya es más complicado,  pero  al menos permitidme que me acueste también con estos deseos, en esta noche mágica que dura vuestro reinado.


Acudid cuando lo deseéis a este desván, y si no fuera merecedor de todas mis peticiones, al menos, dejad lo suficiente para que el año que viene, vuelva a vivir vuestro encantamiento junto a ellos, mis pequeños,  y pueda volver a convertirme en niño, en el día más mágico del año.