Estimadas Majestades:
Quisiera en primer lugar, agradeceros
vuestra generosidad con esta persona que desde niño os esperaba esta mágica
noche con el corazón en vilo.
Derrochasteis en mí
esa pizquita de salud, que me ha permitido seguir en pie y plantar cara a estos
últimos 365 días. Me dejasteis el don de la sonrisa, que me ha permitido
alumbrar mi camino y el de los que quiero,
disfrutando con ello de muy buenos momentos. Me dejasteis recuerdos de
las personas que quedaron atrás, que han mantenido iluminada cada estrella,
cada noche, y que harán de guía un año más, para que vuestro camino hasta este
desván no tenga pérdida.
Os pedí ilusión, la
inocencia de la niñez, fantasía, la emoción, los nervios, la fe en vuestra magia… para hacérselos
llegar a ellos, los pequeños, mis pequeños, los verdaderos protagonistas de
estas próximas horas. Disfrute entonces en aquella mañana del 6 de enero, hace ya un año, y sin
esperarlo, nos volvisteis a llenar de todo ello, en color azul, en las últimas semanas del
año, a mis pequeños y a mí.
Os pedí valentía para seguir
levantándome cada mañana, esperanza para mirar de frente al dolor, generosidad
para no guardarme nada, serenidad para aceptar mis errores y paciencia para
asumirlos como parte mía sin castigarme por ello. También os reclamé un granito de alegría para lo
que viniese, ternura para quien me la pidiera y la capacidad de perdonar a
quienes quise y no me quisieron, igual que quisiera perdonarme por no estar a
la altura de quienes me quisieron mientras yo miraba para otro lado. Y me
considero afortunado por ello, aunque en algún momento, de algo haya quedado vacío.
Habéis derrochado esa generosidad conmigo, poniendo en esta etapa de mi vida, en mi camino, una cantidad
muy considerable de personas de buen corazón, haciendo con ello que me
considere un hombre afortunado.
Hoy, en esta mañana
del 5 de enero, cuando estoy embriagado
de ilusión ante vuestra inminente llegada, permitidme que sea un poco egoísta.
Porque sé que pedir cosas en estos tiempos en los que muchas personas necesitan
ayuda, quizás no está muy bien visto. Pero como mis deseos no son materiales, y
mucho no os van a costar, permitidme que este año os pida un poquito más de lo
mismo, esa salud, la sonrisa, los recuerdos, la ilusión, la fantasía, los
nervios, la fe…, Y todo aquello que me ayuda cada día, cada hora, cada minuto, a
mí y a los demás. Y os lo pido para mí y para los míos, mi familia, mis amigos
y para los que se suben a este desván de vez en cuando.
Permitidme además que
os pida para este nuevo año, que no falte el pan para los pobres y que los gobiernos gobiernen para los empobrecidos,
y no para los ricos, los banqueros y las multinacionales, que no paguemos todas
las culpas siempre los de abajo, sino los de arriba que son los verdaderos
culpables de que haya empobrecidos. Que
esta maldita crisis vaya desapareciendo y pase a formar parte de los libros de
historia. Se que os lo pongo difícil, porque esto ya es más complicado, pero al menos permitidme que me acueste también con
estos deseos, en esta noche mágica que dura vuestro reinado.
Acudid cuando lo
deseéis a este desván, y si no fuera merecedor de todas mis peticiones, al
menos, dejad lo suficiente para que el año que viene, vuelva a vivir vuestro
encantamiento junto a ellos, mis pequeños, y pueda volver a convertirme en
niño, en el día más mágico del año.