martes, 28 de agosto de 2012

Como cambia todo en unos minutos

Desolación, desánimo, impotencia, rabia,… y muchas cosas más. No paro de pensar que es lo que puede pasar por la cabeza de un desalmado para llegar a cometer tan salvaje barbarie. Sabedor de donde lo hacía, y del daño que con su acción iba a ocasionar. De terrorista se podría tratar a este o estos innombrables. 

Ya se han superado las treinta horas desde el momento en el que en la mañana de ayer, 27 de agosto, se iniciaba un incendio con tres focos simultáneos en diferentes puntos de la carretera que une las localidades de Robledo de Chavela y Valdemaqueda. Cuando el pueblo de Robledo, sus gentes, veraneantes  y forasteros, habían comenzado con las celebraciones del último día de sus fiestas patronales, el dedicado a los pequeños con la fiesta de la espuma, a los mozos y menos mozos y la tradicional becerrada local,  y la caldereta nocturna para pasar todos juntos en la plaza y sus aledaños los últimos momentos de estos días festivos. Un último día de fiestas que se ha visto borrado como tal del calendario. 


Tras asistir al encierro matinal y compartir con algunos amigos el que era el último almuerzo de las fiestas se empezaban a ver esas primeras columnas de humo, que nada bueno hacían presagiar.  En la zona del cementerio se agolpaba muchos vecinos, curiosos todos como yo, que se acercaron hasta allí para determinar la localización de esos focos y ver la magnitud que alcanzaba y, que a cada momento, iba siendo mayor propiciada por las rachas de viento. Todo se comentaba, y como todo, también se criticaba. Criticas que he de reconocer nada justas muchas de ellas. En cualquier catástrofe cualquier recurso material y humano siempre va a ser insuficiente. Pero lo cierto que desde el primer momento había por la zona dotaciones de tierra de bomberos y agentes forestales, así como tres helicópteros de extinción. A cada momento se iban sumando numerosos medios, y en apenas un par de horas se encontraban trabajando 9 helicópteros, 3 hidroaviones, y cada vez más medios de tierra tanto de extinción, como sanitarios y de seguridad. Y poco después personal de la, tristemente popular,  Unidad Militar de Emergencias.





Si bien mi presencia en el municipio se debía al disfrute de unos días de vacaciones, viendo el alcance que iba tomando el desastre al aproximarse a zonas urbanas, sin pensármelo decidí dotarme de los medios adecuados y unirme a la labor de los compañeros allí desplegados. Se vivieron momentos difíciles. No es fácil la evacuación de dos urbanizaciones y un tercer núcleo residencial con cientos de casas y chalets unifamiliares,  con más de dos mil habitantes ahora en la época estival. Alguno renegaba y se oponía a abandonar su casa y dejarla a la suerte de las llamas, con toda la voluntad de su parte de hacer frente con una simple manguera sin apenas caudal ni presión. Y se entiende. Alguna persona  enferma que del mismo modo, y con esa cabezonería de la que parece nos va dotando la edad, se negaba a abandonar. Pero la situación iba siendo más que complicada. La virulencia y la velocidad con la que se propagaban las llamas,  iniciándose uno tras otros focos aislados y separados  a decenas de metros, complicaba garantizar la seguridad en la zona. Y había que salir de allí. Afortunadamente poco a poco iban entrando todos ellos en razón. Al final más de dos mil evacuados de cinco urbanizaciones, incluidos los internos de dos residencias de mayores.


Por lo demás, las miradas puestas en el humo y en la dirección que éste iba tomando ayudado del viento. Y la cabeza puesta en el grandísimo hijo de …. que dio origen a este siniestro, buscando un por que sin obtener respuesta. Han pasado las horas, con una noche muy complicada también debido a la reactivación de dos frentes. Y ahora, por fin, cuando llega el ocaso del sol, nos llegan buenas noticias: el incendio ha sido estabilizado. En unos días conoceremos los resultados  devastadores  en cuanto a superficie quemada, propiedades afectadas o perdidas, daños, etc,… y veremos el paisaje sin humo, todo ennegrecido, y será cuando realmente nos demos cuenta de la realidad, que alguno todavía no hemos asumido.


He de decir que, en la Comunidad de Madrid, se ha vuelto a demostrar que cuando nos encontramos ante una de estas pruebas que nos pone la vida, todo vuelve a funcionar con un “todos a una”. Porque Robledo de Chavela, Valdemaqueda y Santa María de la Alameda, en esta ocasión éramos todos. Sin importar siglas o colores. Bueno, salvo para algún personajillo, que se ha dejado ver estos dos días por localidades cercanas como San Martin de Valdeiglesias o Galapagar, para hacer unas declaraciones oportunistas nada afortunadas. Sr. Gomez, si se hubiera pasado por cualquiera de estos municipios que también pertenecen a la región a la usted aspira a ser Presidente autonómico,  y hubiera visto la violencia con la que se extendían las llamas, seguramente se tendría que haber mordido la lengua. Además. Ciuando está por delante la mala voluntad de un desalmado y con las condiciones climatológicas adversas, en cuanto a temperatura y viento,  la lucha se torna difícil.

En su sitio, como siempre, los medios de emergencia. Bomberos que estando de huelga, decidieron en comité acudir a la zona voluntariamente, fuera de sus jornadas de trabajo. Personal de SUMMA y voluntariado de Cruz Roja y equipos de Protección Civil de diferentes municipios, incluso llegados de otras autonomías. Guardia Civil y Policías locales de distintos puntos de la Comunidad. Miembros de corporaciones locales, atendiendo con prontitud en todo momento cualquier requerimiento para el que eran llamados. Numeroso personal de los diferentes servicios (bomberos, médicos, servicios sociales, Guardia Civil,..), que encontrándose de vacaciones en estos municipios, nos unimos a nuestros compañeros para aportar nuestro granito de arena. Y muchas más personas, cientos de personas anónimas, que se acercaban  a diferentes puntos para colaborar en la extinción, o aportar alimentos al punto de evacuación, o simplemente mostrar su disposición para lo que hiciese falta.

Imagen: Ayto. de Robledo de Chavela

En el lado opuesto, el pirómano o pirómanos. El que con su acción estropeó a todos los vecinos su último día de fiesta. El que consiguió que dos millares de personas abandonaran sus casas. El que consiguió que por momentos, el pánico fuera un visitante más. El que consiguió hacer gris y negro todo lo que horas antes era de tonos verdes en una zona catalogada como especial de protección de aves. Y dicen de aplicar penas más duras. No. A tiparracos como este (o estos) que lo hacen siendo conscientes de todos sus movimientos, no. Es que ni la pena de muerte. En Robledo de Chavela, si ayer era un día festivo, también hay otros días festivos a lo largo del año. Por ejemplo, el Domingo de Resurección se celebra el Judas, en el que los quintos del pueblo levantan un largo tronco de madera con un muñeco y que posteriormente es apedreado. Al delincuente lo colgaba yo del palo. O las primeras horas de la entrada de cada año, en las que los quintos encienden su tradicional hoguera. Creo que lo digo todo: a la hoguera también con él. El daño que ha hecho, y el que ha podido hacer, porque gracias a Dios, no tenemos que contar ninguna víctima mortal. Vale que lo pienso en caliente, pero da igual. ¿Para qué un juicio justo? ¿Para que alegue enajenación mental, o cualquier otra escusa y con ello no llegue a entrar ni en prisión? Uno ya se empieza a cansar de los derechos y dereches. Solo hay que haber vivido estas últimas horas en el lugar o pasar ahora por allí, y ya me dirán.

Antes de acabar, reprochar el interés de algunos medios de comunicación por dar la última hora, sin contrastar noticias, alarmando con ello a la población, que ya bastante tiene. En estas horas se ha podido oir o leer que se había quemado un camping (que efectivamente había sido desalojado), que había al menos cuatro muertos, entre ellos un niño; se ha hablado de la detención de los autores, incluso alguno  ha hecho referencia al gran número de efectivos que se desplazaron a la zona por que el actual ministro de Justicia parece ser que tiene una finca en el lugar. Estos medios oportunistas, sin personal profesional en sus plantillas, deben aprender de otros y contrastar noticias, darlas desde el lugar o basadas en comunicados de servicios oficiales y no, sacarlas de comentarios de redes sociales o inventarlas porque la ocasión lo requiere. Deben dar solamente noticias verídicas, y hacerse responsables de todas sus palabras.

Por último insistir en el reconocimiento y agradecimiento  a todo el personal que ha estado ahí, a los servicios de Emergencia (a todos), a todos los que voluntaria y desinteresadamente han arrimado el hombro de una u otra manera. A la Fundación Solidaridad Carrefour, que a petición de Cruz Roja, ha destinado al lugar alimentos y productos de primera necesidad para las personas evacuadas. A la persona o personas (doy por hecho que de la corporación local) que tomaron la determinación de continuar con la elaboración de la caldereta de la última noche de fiestas y destinarla también a las personas evacuadas. A todos los vecinos anónimos que han estado ahí. A todos los que con resignación, pero con respeto, han estado facilitando todas estas labores. Y en general a todos los vecinos de ROBLEDO DE CHAVELA y resto de municipios afectados.

Y personalmente, dar las gracias a todos los que bien a través de redes sociales, sistemas de mensajería o llamadas telefónicas, se han interesado por la situación, en particular por la de mi familia, y me han mostrado en todo momento su total apoyo. Gracias.

Fotos: Imágenes obtenidas de Internet

martes, 21 de agosto de 2012

Un poquito de respeto, por favor

Cuando aun me faltan poco más de un par de años para pasar a la versión 4.0 de mi vida, más de la mitad de ella la llevo dedicada a lo que siempre quise hacer desde pequeño. Y eso verdaderamente es un lujo, del que según las estadísticas, podemos presumir un pequeño porcentaje de la población. Si en su día me alisté en este barco fue porque quería hacer realidad el deseo que siempre tuve desde niño, el deseo de servir a la sociedad, por ende a la Patria, a mi país (aunque en los tiempos en los que estamos esto pueda sonar algo cursi). Cogí esté primer barco, pero de haberlo perdido, les aseguro que hubiera hecho todo lo posible por intentar coger un segundo, un tercero, etc.. Y lo hice cuando aún no había cumplido la mayoría de edad. Desde entonces, tengo la firme convicción, he cumplido con lo que desde la sociedad se me ha exigido, en primera línea o en algún tiempo desde la retaguardia, y en muchas ocasiones hasta límites más allá de las obligaciones impuestas, a costa de detraer tiempo a lo que más quiero, mi familia. Y sí, soy funcionario.
 
De sobra por todos conocido son los recortes que está sufriendo el colectivo (cito reducción de sueldo, cancelación de aportes al plan de pensiones de la AGE, supresión del abono de la paga extra de Navidad, reducción de días de vacaciones y días de libre disposición, ampliación de jornada laboral no remunerada, etc,…) Y no voy a cuestionar ni a criticar esto, ni aquí, ni ahora, porque quien tiene que saber mi opinión personal al respecto ya la sabe. Pero me indigna, me revienta y  me repatea, que ciertos círculos de la sociedad, ciertas personas de las uno tiene por amigos, alguna persona del entorno familiar, se jacten y compartan, y a la vez hagan suyas, las palabras aquellas de cierta diputada –“que se jodan”-, y encima, que lo hagan a la cara y con desprecio.
 
Pues con todo el respeto y consideración, y consciente de que el momento económico actual es muy negativo para todos, a estas personas las insto a que al igual que ellos exigen solidaridad por parte de las administraciones hacia ellos, sean respetuosas con las personas de las que solamente se han acordado de ellos, en mejores tiempos, cuando han tenido algún problema, a las que han acudido y siempre, las veinticuatro horas del día durante los trescientos sesenta y cinco días del año, han sido atendidos por ellos, los funcionarios. Porque funcionarios no son los políticos; no solamente son los que ocupan puestos en diferentes administraciones con un horario más o menos cómodo, y que también son necesarios para que el motor de una entidad pública no se pare. Funcionarios también son todas las personas que se movilizan cuando llamamos al 112, al que todos, para nosotros o para terceros, hemos llamado en alguna ocasión, insisto, sea la hora que sea. Funcionarios son los sanitarios de los centros hospitalarios a los que acudimos, en casos de extrema gravedad, o por un simple catarro. Funcionarios son el personal de los servicios de extinción de incendios, a los que reclamamos su presencia cuando somos presa de las llamas, cuando una tormenta torrencial causa daños en nuestras propiedades, cuando detectamos un simple olor a gas, o cuando el gato se nos sube a un árbol o se mete en una alcantarilla. Funcionarios son los integrantes de las Fuerzas y Cuerpos de seguridad, que son los primeros que llegan y nos alientan cuando sufrimos un accidente o somos víctimas de algún hecho violento, o con los que, a modo de confesores personales, nos desahogamos acudiendo a ellos,  buscando una solución para el caso más insólito. Sí: todos ellos también son funcionarios.

Todos ellos están ahí detrás del teléfono, a la vuelta de la esquina, sea la hora que sea, haga el tiempo que haga, sea el día que sea…. Llamen a un fontanero, a un cerrajero o a un electricista un 31 de diciembre porque sufren una avería en su casa. Con suerte, si aparece alguno, pero con mucha suerte, no quiero pensar lo que les puede llegar a costar, ya económicamente hablando; solo uno. Llamen a estos “servidores públicos”, a ver cuántos aparecen, cuanto tardan  y a ver cuánto les supone el servicio. 
 
¡Ah! Funcionarios también son el personal docente de los centros de enseñanza públicos, a los que encomendamos parte de la labor educativa de nuestros hijos, y a los que volvéis a aceptar ahora, de nuevo, porque no os podéis permitir el “lujo” de llevar a vuestros hijos a centros privados (yo nunca pude hacerlo). Sí, estos también lo son.
 
Ya, particularmente y en lo que a mí respecta, he dedicado a ello más del tiempo estipulado en las disposiciones vigentes en cada momento. He dedicado, aunque suene utópico, las veinticuatro horas del día. He tenido que dejar plantados en numerosas ocasiones a familiares y amigos, que en ocasiones no entendían el por qué. En este tiempo, he recogido cuerpos destrozados, he alentado a víctimas mal heridas, sin importar manchar con su sangre mi ropa. He presenciado muertes, alguna de ellas bastante desagradable, tal como llegaron testificar los propios forenses. He tenido que hacer de mensajero y dar noticias dolorosas que nadie quiere escuchar y recibir los primeros lamentos y primeras expresiones de dolor, por estar ahí, intentando ejercer de psicólogo, sin serlo, para que encontrara en mí ese puto de apoyo o desahogo. He detenido a todo tipo de delincuentes, violentos, enfermos, infecto-contagiosos,..  He vivido casos de violencia y maltrato entre seres queridos. He intervenido armas, drogas, quizás no las suficientes, porque también he visto los ojos húmedos impregnados de impotencia de un padre, cuando la droga se ha llevado a su hijo. He visto como cambió la cara de un niño y de alguna persona mayor, que estando perdidos vieron en mí el camino hacia sus seres queridos. He liberado a menores privados de su libertad. He rescatado personas, que obviando todo tipo de recomendaciones, salieron a la carretera y se vieron atrapadas por fuertes nevadas. He trabajado noches, fines de semana y festivos, vacaciones, navidad y noche vieja, pasando calor, o frio, con lluvia o con nieve. He perdido horas de sueño, he quedado sin comer,.. He dejado un abrigo o pagado un café cuando en algún momento alguien lo necesitó. He reído y he llorado. He perdido compañeros, víctimas de accidentes mientras se dedicaban a lo mismo que yo, víctimas de la temeridad, negligencia o imprudencia de algún desalmado, víctimas de la barbarie terrorista.
 
Todo esto y mucho más no va en el sueldo. Les aseguro que no está pagado, o bueno sí. La única recompensa es la satisfacción del deber cumplido, y muy de vez en cuando, escuchar de alguien la palabra GRACIAS, saliendo desde lo más profundo del corazón y con sus ojos humedecidos en lágrimas. Eso lo compensa todo.
 
Muchos por vocación, u otros porque en su día decidieron elegir este camino, a costa de mucha dedicación, superar unas difíciles oposiciones, y sacrificar su vida y la de su familia. Una puerta que nunca ha estado cerrada a nadie, a la que muchos no llamaban porque ya reconocían lo sacrificado y lo mal reconocidos que estaban estos trabajos, por que al igual que otros, son trabajos; una puerta a la que muchos han intentado acudir, siendo conscientes del cariz que estaba tomando la situación económica, o cuando han visto que faltaba esa miel que les estaba endulzando la vida.
 
No me niego, porque no puedo hacerlo, a asumir sacrificios y arrimar el hombro que “por imperativo legal” se nos exige desde las más altas instituciones gubernamentales. Pero no permito estas actitudes de despropósito y deslealtad de la gente que me conoce y ante todo a la que tenía por amigos. Evidentemente, no es un caso generalizado y son los que menos. 
 
Sé que tú, la persona que me has dado pie a escribir este artículo, no vas a leerlo por este medio, pero me voy a asegurar de que te llegue, y ya en la calma de tu hogar, lo leas tranquilamente y recapacites un poquito. Y tiene que ser así, porque hace unos días, cuando salió este tema en una de nuestras conversaciones, era tal tu ira, que no cabía posibilidad ninguna de debate o réplica. 
 
A esta, y a todas las personas que piensan de la misma manera, les pido, ante todo respeto, y después que tengan mis palabras presentes cuando acudan a solicitar los servicios, sean del tipo que sean, de cualquier funcionario. 
 
Estas son mis palabras.

jueves, 16 de agosto de 2012

Solo falta la guinda

Hoy, de regreso a casa, venía pensando que hacía tiempo que no escribía por aquí. Ciertamente no me apetece mucho, pero he decidido hacerlo para aplaudir las acciones de una infinidad de gente que están condicionando mi sociedad. Esta sociedad en la que vivimos y que para ser ya del todo perfecta, solamente le falta la guinda del pastel. Por eso:

APLAUSO para todos los directivos de entidades bancarias y financieras, que han sabido aprovecharse de unas circunstancias un tanto especiales para asegurarse unos ingresos quizás algo abusivos.

APLAUSO para aquellos empresarios de la construcción, porque en un breve espacio de tiempo, consiguieron junto con los anteriores llevar el tema económico-inmobiliario hasta su más alto nivel de beneficios para ellos, claro.

APLAUSO para el gobierno de turno, que permitió lo anterior. Y que siguiendo las pautas de decenas de asesores, sabios todos ellos, invirtieron los fondos de las arcas del estado en subvenciones por y para todo el mundo (que detalle el invertir en la educación contextualizada de los pueblos indígenas Aimara y Urus, en el estudio de la reproducción del mosquito "pesuitus" –o algo parecido-  de no sé qué país, y miles  de interesantes proyectos repartidos por todo el mundo). Otro APLAUSO más por su política  social y anti-terrorista, rejuveneciendo con ello a la sociedad española, al volvernos a años atrás.

APLAUSO conjunto para el anterior gobierno y a las instituciones implicadas (no judiciales) en permitir el regreso de ETA a las instituciones y dotarle de derechos y los privilegios que ello conlleva (autofinanciación de manera legal a costa de las arcas estatales)

APLAUSO a los responsables de entidades autonómicas y locales por invertir millones de euros en obras faraónicas de especial interés todas ellas necesarias, llegando a invertir en muchos casos el doble o triple de la cantidad presupuestada inicial, todo ello por el bien y el futuro de la infraestructura

APLAUSO para los sindicatos, que nunca vieron como problema la presencia de la tasa de paro superior a cuatro millones de parados, que se han embolsado cantidades milenarias de dinero en concepto de subvenciones y nunca han destinado un solo céntimo al necesitado. APLAUSO por que han sabido movilizarse cuando ha sido necesario, es decir cuando faltaba esa mano que les daba de comer.

APLAUSO para la cantidad de organizaciones que con ánimo de lucro, han sabido vivir sin dar un palo al agua, a costa de esas subvenciones destinadas a proyectos que nunca han visto la luz. Este aplauso también va para los sindicatos.

APLAUSO a aquellos que tomaron como suyo el llamado movimiento 15-M, que permitieron su manipulación por parte de otros movimientos, partidos políticos o sindicatos, y para todos los movimientos que surgieron a raíz de éste, como la Primavera Valenciana, por que ellos saben sus derechos, conocen que mejor que nadie la legislación, y no quieren oír hablar de obligaciones y valores.

APLAUSO para cierto politicucho Alcalde-Presidente del ayuntamiento de cierta localidad sevillana y diputado por IU en la Junta de Andalucía, por que solo él sabe movilizar a las masas, inducirlas a la comisión de faltas y delitos y pasearse con la impunidad más absoluta por cualquier rincón de su Andalucía (de momento) cual emperador triunfal.

APLAUSO al más de dos centenares de terroristas de nuestras cárceles, por su solidaridad. Solidaridad con un compañero que está viviendo  la consumición de su vida. Igual que hizo hace unos años con un civil. Y ANIMOS para lograr su objetivo de continuar con la huelga de hambre hasta el final, porque de este modo van a cumplir los deseos de cientos de miles de ciudadanos, porque de llegar a término, gracias a ellos se va disponer de plazas en prisiones para meter a más malos (lo malo es que creo que no van a tener el valor suficiente, para que me entiendan, huevos,  que dicen tener para otras cosas.) 

APLAUSO para todos esos incendiarios que están quemando cada rincón de nuestro país, contribuyendo con ello a la limpieza de nuestros bosques y poniendo a prueba a todos los medios de extinción, llegando en algunos casos a superarles. 

APLAUSO a toda esa parte de la sociedad, jóvenes y menos jóvenes,  que no sabe de civismo, de educación, de valores, de historia,… Porque ellos viven felices en la ignorancia, y viven en su propio mundo.


Y APLAUSOS en general a todos los citados porque con sus conductas, acciones, actitudes u omisiones, y con total libertinaje han venido engrosando una serie más que suficiente de hechos punibles.

Es curioso, pero todos estos aplausos se los dirijo a gente con las que hasta hace unos días, como se suele decir, no hubiera comulgado, pero es que lo hago porque, aunque tarde, cada vez lo veo más claro. Y creo que no debo ser el único.

Claro, y a este pastel le falta la guinda. Pero hoy no la puedo poner, porque creo que la guinda perfecta sería el APLAUSO para esos jueces, tribunales y fiscales. APLAUSO que será merecido cuando tomen la determinación de coger de una vez por todas al toro por los cuernos. Y al amparo de todas las leyes del estado de derecho imputen, juzguen y condenen con sentencias ejemplares a todos los autores que hubieran podido cometer cualquier delito (que hay muchos) o falta implicados en los casos aludidos en este artículo, sea cual fuera su condición o status.
 
Entonces sí, este pastel tendrá la guinda.



P.D.: Doy por hecho que cualquier persona que lea esta entrada, sabe interpretar bien todas y cada una de mis palabras.