jueves, 2 de junio de 2011

La carrera de la Vida

Hoy quiero expresar mi punto de ver la vida. Un viaje con una salida, con subidas y bajadas, con curvas y rectas, con imprevistos, con satisfacciones, y como todo viaje, con un destino.

Como aficionado al ciclismo, y ahora que acaba de terminar una edición bastante exigente y dura de una de las más prestigiosas carreras del calendario internacional, el Giro de Italia, comparemos la vida como si de una de estas pruebas se tratara. Un Tour de Francia o una Vuelta a España.

Una prueba en la que las primeras etapas son llanas, en teoría sin complicacion alguna para nosotros, unos destacan, a otros les cuesta un poquito el aguantar, pero todos seguimos ahí en el pelotón, siempre con riesgo de sufrir algún pinchazo. No tardarán en llegar etapas en las que sin dificultad montañosa, nos podamos ver afectados por ese viento lateral que produce cortes en el grupo, y podemos tener la suerte de estar delante, o quedar cortados, en cuyo caso tendremos a los compañeros de equipo ahí para ayudarnos a reengancharnos a la cabeza. 

Nos encontraremos con etapas de media o alta montaña, en las que nos veremos obligados a afrontar esas subidas con mayor o menor pendiente. Unas rampas que en momentos afrontaremos con entereza, tirando de esos compañeros de equipo, y que en otros sufriremos decaídas en las que serán ellos los que tengan que tirar de nosotros, por que esta carrera de la vida es muy larga. Pero luego viene el descenso. Solo nos tenemos que dejar llevar, y aprovechar para recuperar ese sobre esfuerzo expuesto en la subida. Ahora viene otro tramo de carrera llana, en la que nos podemos encontrar cen cualquier momento con algún pinchazo, o alguna caída, Y ahí volverán a estar los compañeros del equipo. Y nos tocará sufrir de nuevo para volvernos a enganchar al ritmo de la carrera.

Pero también nos podemos encontrar con otra dificultad montañosa, con un porcentaje de desnivel de los más altos. De esos que por mucho que uno pedalee, avanza más si se baja de la bicicleta y camina. Y aunque sea caminando, llegaremos a la cumbre, para volver a afrontar otro descenso y siempre seguir adelante.

Como en toda gran carrera por etapas que se precie, no faltará de vez en cuando una etapa contrareloj individual. Y ahí es uno mismo el que tiene que tirar para adelante. Cederemos más o menos tiempo, pero llegaremos al final para seguir con otra nueva etapa. Es verdad que aquí no están los compañeros para darnos ese empujoncito. Pero si contamos con sus deseos y su voluntad, y siempre con las voces de los aficionados que hacen que demos siempre ese poquito más de lo que podemos dar.

Seguimos en carrera. Unos días en cabeza, otros en el grueso del pelotón, y otros en algún grupo rezagado. Pero seguimos.

Al igual que en el Giro, el Tour o la Vuelta, en esta carrera contamos con un equipo. Un equipo formado por lo mejor de lo mejor: nuestra familia y amigos. Tenemos también unos objetivos y un destino. Lo que la diferencia es el número de etapas que nos toca disputar,  que esas etapas no están en ningún libro de ruta que nos indique que nos vamos a encontrar; que aquí nadie es eliminado por llegar fuera de control o por sufrir alguna caída de consideración. Pero sobretodo lo que mayormente la diferencia es que en esta carrera no sabemos donde nos encontraremos la meta. Por eso tenemos que luchar siempre en cada etapa.

Mientras estemos leyendo esto, es que vamos superando esas etapas, y eso es lo importante.